jueves, 10 de marzo de 2011

El discurso del rey

El discurso del rey, 2010

Dirigida por Tom Hooper

Ya consagrado en el Oscar, es un film amable y empático. No hay modo de no simpatizar con el Duque de York quien, en circunstancias excepcionales, debe asumir el reinado que dejó vacante su hermano mayor luego de ser obligado a abdicar. Sin embargo, ése no es el leitmotiv de la película sino más bien, un decorado, algo que podría no haber estado ahí y haber logrado su objetivo igual, que es el de mostrarnos que ningún obstáculo puede impedirnos crecer, y que todos los seres humanos somos iguales, sin distinción. Es maravillosa la actitud de Geoffrey Rush quien, desde su postura de “común”, logra dominar a un duque que está acostumbrado a ser reverenciado. Acaso en la vida, ¿no somos todos hombres y mujeres? Y si nos estamos ayudando, ¿necesitamos recordar quién es quién en la escala social? No lo creo.

Por su parte, el Duque de York (interpretado por el a veces galán y, ahora, ganador del Oscar Colin Firth) es un hombre con problemas que arrastra de la infancia (¡como todos nosotros!) y son esos problemas los que, sin saberlo, han influido en su tartamudez. Luego de haber agotado todas las soluciones existentes, descubre en Geoffrey Rush un médico distinto, con métodos inusuales, que lo desafía a creer en sí mismo. Es esa seguridad la que nos hace falta a muchos de nosotros, todavía buscando a nuestro Rush que logre hacernos ver que valemos, que somos más que los títulos que nos han impuesto, y que todo es posible si creemos en nuestra fuerza interior, en nuestro espíritu.

Bienvenida esta película.

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