lunes, 4 de julio de 2011

Un cuento chino


Un cuento chino, 2011


Dirigida por Sebastián Borensztein


Un hombre en sus 50, huraño, gruñón, ermitaño… Todo con ñ… Vive solo, en la que era la casa familiar, y atiende, también solo, la ferretería fundada por su padre, emigrante él, quien vino a la Argentina huyendo de las miserias de la guerra en Europa. Un buen día se cruza en su vida un chino quien, recién llegado a Buenos Aires, es robado por malhechores y arrojado a la calle desde un taxi: el hosco lo ve y lo ayuda, bastante a regañadientes (otra vez la ñ). A partir de ese momento intentará, por todos los medios, sacarse de encima al joven, pero las cosas no serán para nada fáciles.


La película tiene unos primeros minutos bastante desalentadores: el director se toma su tiempo en establecer el carácter del protagonista, cosa que es bastante clara para todos sin necesidad de dar tantos “ejemplos”, digamos. Pasado ese primer trago, se arriba al encuentro entre estos dos seres, incomunicados por el idioma pero conectados por un aparente azar que, de azaroso, no tiene nada.


Este film es lo que es gracias al chino: a más de uno de nosotros nos gustaría tenerlo en nuestra mesita de luz. Un actor que, sin decir una palabra en castellano, nos transmite su congoja, su asombro, su desazón, en fin, todos los sentimientos que lo atraviesan.


No dejen de verla.

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