lunes, 3 de diciembre de 2012

Los hijos de Rosas

Los hijos de Rosas, obra de teatro
De Alejandro Bovino Maciel
Dirigida por Jorge Graciosi
Vista la función del 30 de noviembre de 2012, 21 hs., Teatro del Pasillo


Esta obra tiene como personajes a actores que están ensayando obras de teatro:

*Rosa ensaya "Las madres de Eurípides", sobre madres que reclaman justicia; y
*Lucía y Gastón ensayan "Los hijos de Rosas", sobre los hijos fuera del matrimonio que tuvo el que fuera Gobernador.
Hay otros personajes que no hacen de actores:
*Mauricio, el director de ambas obras de teatro;
*Celeste, la mejor amiga de Rosa; y
*Aníbal, el marido de Rosa.

Entre ensayo y ensayo nos daremos cuenta que el matrimonio de Rosa y Aníbal está terminado y que apenas se aguantan, que entre Lucía (novia de Ramiro, en el párrafo siguiente sabrán quién es) y Gastón hay una atracción especial y que Celeste es una mujer sarcástica y desesperada por atención.

Todo parece "normal" hasta que Rosa recibe un alarmante llamado telefónico: su hijo Ramiro fue acusado de haber asesinado a otro en Brasil mientras estaba de vacaciones. A partir de ahí todo se desmorona: su marido, un banquero correntino de familia bien, se niega a aceptar responsabilidad alguna de parte de su hijo y asume que con su buen nombre y fama logrará librarlo de culpa, y Rosa asume una débil posibilidad de que su hijo haya tenido algo que ver, aunque luego se desvanece. Los demás tendrán reacciones dispares asociadas a un ideal de justicia y también a la culpa: ¿acaso no hay una madre, como las que interpreta Rosa, que perdió un hijo y merece la verdad? ¿Acaso Ramiro no era el chico "invencible" a quien nada podía pasarle y se llevaba el mundo por delante?

Todos estos personajes (exceptuando al director que no pierde el foco en ningún momento) empiezan a desmoronarse emocionalmente y, por eso mismo, la división entre la ficción y la realidad desaparece, máxime cuando la existencia de un hijo no reconocido (como los de Rosas) viene a echarle un poco más de sal a la herida. El director, mientras tanto, trata de sacar lo mejor de sus actores; sin embargo, ellos están tan sumidos en sus propias miserias que poco pueden hacer por el papel que les toca representar.

La obra es buena, inteligente, bien planteada. Los actores están bien; no soy quien para juzgar a nadie pero algunas situaciones parecieron sobreactuadas, especialmente por la actriz que hace el papel de Rosa. Hay cosas que a mí me disgustan que tienen que ver con la dicción y con el lenguaje que, en mi opinión, habría que ajustar (las eses al final de ciertas conjugaciones verbales, por ejemplo "vistes" o "fuistes", denotan ignorancia y en el papel de Rosa no debieran existir si tenemos en cuenta que ella pertenece a una familia rica), el apuro en el decir del que pocos actores se salvan (exceptuando quien actuó de Aníbal) y el excesivo taconeo en el escenario que, por momentos, distrae (salvo que sea a propósito, si fuera así habría que interpretarlo como una muestra de la inseguridad de las mujeres que luchan por ser el centro sin importar el precio, aunque sea haciendo ruido).

En febrero del 2013 vuelve a estar en cartel: la recomiendo.

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