Dirigida por Steven Spielberg
En Inglaterra, 1914, un granjero compra un caballo pura sangre en lugar de un caballo de trabajo. Hasta aquí, lo único llamativo es el caballo; el problema surge cuando el granjero, que alquila la tierra, debe pagar el alquiler y se ha gastado el dinero en el pura sangre. La esposa intenta que venda el caballo pero éste se ha vuelto amigo de su único hijo, y entre todos deciden ponerlo a trabajar. A pesar de sus esfuerzos el padre, eventualmente y en contra de los deseos del hijo, venderá al animal a la caballería inglesa cuando se desata la Primera Guerra Mundial. Pasa el tiempo y el destino del caballo es incierto, así como el del hijo quien, cuando llega a la mayoría de edad, se alista en el ejército.
La película es hermosa pero larga, al principio es todo sobre la relación del caballo y el joven y mucho no sabemos a dónde se irá el asunto, luego se va asentando y se dirige al meollo de la cuestión que es la amistad y la camaradería. Sin embargo, gran desilusión me dio ver una película hecha en pleno siglo 21 donde los alemanes y franceses (porque la acción más tarde se traslada al continente en plena guerra) hablan ¡inglés! Sí, inglés. Y no lo hablan porque están dialogando con un británico, no, no, no. ¡Lo hablan entre ellos! Tristísimo. A esta altura del partido esas "libertades" no quedan bien.
Salud.
Coincido plenamente con lo que decís del idioma. Y además pienso que el caballo es demasiaaaaado suertudo en todo lo que le toca vivir.
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